lunes, 28 de julio de 2014

Bella Mar

E incluso a miles de kilómetros, ahí estaba él, frente a un atardecer el cual era el que, hasta ahora, más se asemejaba al de un tiempo atrás.

Quería pensar que era distinto, pero no pudo autoconvencerse: Luces de neón, edificios al fondo, una mezcla de azules y naranajas reinando en el cielo... Debía de ser el mismo.

Había soñado tantas veces con volver atrás, tantas, que los mismos sueños le decían que desistiera. 

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Los días en la casa blanca estaban haciendo que poco a poco volviese a su estado natural. Las olas, meciéndose hasta la infinidad, el viento soplando con esa suavidad tan característica... Paz era la palabra.

Quería pensar que todo iba sobre la marcha, y que todo seguiría el mismo ritmo.

Quería.

Albert.