Hoy al pisar la estación, un escalofrío me recorrió el cuerpo entero. Pensaba que me iba para no volver. Nudo en la garganta. Dos meses y cuatro días, y así andamos. Sin querer pero queriendo se pasan los días. Y aquí me hallo, en la terraza con la lista de reproducción "silencio" y las montañas a mis pies. Sensación inigualable, una vez más.
Ha sido -y sigue siendo- tanto lo que esto me está aportando que sigo sin poder llegar a creérmelo. También puedo decir que cuanto más tiempo pasa, menos echo de menos, si puede sonar triste, pero así lo veo. Pasaría un año más aquí, y dos, y tres...
Dicen que un lugar no tiene valor si las personas que lo habitan no lo tiene, y cada minuto que pasa, más convencido estoy. Y las catalanas algo de culpa tienen, para que mentir. Sois grandes y de corazón aún más.
Y sin más dilación, me marcho. A ver que porción de carne congelada-caducada nos comemos hoy.
Albert
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