miércoles, 29 de octubre de 2014

The Sea

No sé qué hizo que hoy me sintiera así. Creo que ha sido una liberación. Un pequeño gran paso, de esos de los que a mi me gustan.

El esperar no tiene porque ser malo. Es más, es una señal. Hay quien nunca llega a estar esperando, y acaba sus días con la peor de las recompensas: monotonía.

Y es que en cierto modo, eso es la vida: dichosa espera.

Esto vuelve a arrancar, lo noto.

Bienvenido de vuelta,
Jesús

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