El esperar no tiene porque ser malo. Es más, es una señal. Hay quien nunca llega a estar esperando, y acaba sus días con la peor de las recompensas: monotonía.
Y es que en cierto modo, eso es la vida: dichosa espera.
Esto vuelve a arrancar, lo noto.
Bienvenido de vuelta,
Jesús
No hay comentarios:
Publicar un comentario