Un recuedo de mi infancia quiere venir a mi cabeza pero cuando lo hago e intento visualizarlo la imagen se difumina. Sé que era un objeto muy pequeño, casi insignificante para el resto de mundo pero a la vez muy importante para mí.


Lo encontré en ese gran cuarto en el que me prohibieron entran desde los 6 años. Me encantaba entrar ahí y explorar todos sus recovecos hasta quedarme dormido en la cama al fondo de la habitación.

Y a día de hoy sigo sin recordar su forma y su sonido sigue en mi mente, taladrándome los pensamientos cada dos por tres.




y a pesar de todo me encanta.

Albert

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