Oigo tus pasos, aún bastante lejos pero los oigo. Con eso me voy conformando. El susurro que queda tras una ventana abierta, ese que oyes todas las tardes mientras matas el tiempo acariciando tu largo pelo. Supongo que desconocerás mi nombre, mi cara, mi voz, mi todo; a eso sólo te diré una cosa: tranquila, yo estoy igual que tu...
"y espero con ansia el dia en que tus preocupaciones y las mias sean las mismas"
¿Qué hay de malo en ello?
Albert
No hay comentarios:
Publicar un comentario